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Debido a que el nácar es una materia orgánica, está expuesta a modificaciones, sobre todo en caso de desecación. Ello puede producir un "envejecimiento" de las perlas y limitar así su vida.
Primero se tornan mate, luego aparecen grietas, y por último empiezan a perder hojas (capas). Es imposible garantizar la vida de una perla por un tiempo determinado. Las estadísticas estiman de 100 a 150 años de duración como promedio. Sin embargo, existen perlas que tiene varios siglos de antigüedad y conservan todavía toda su belleza intacta.
No cabe duda de que unos buenos cuidados contribuyen a la conservación de las perlas. Una sequedad y una humedad muy elevadas son ambas perjudiciales.
Las perlas también son sensibles a los ácidos, el sudor, los cosméticos, alcohol, perfumes, y la laca.
El control y cuidados regulares pueden alargar la vida de una perla.

1. Guardalas en su estuche

Las perlas cultivadas son relativamente blandas en comparación a otras piedras y metales preciosos. De modo que es importante mantener las perlas aisladas del resto de joyas para así asegurar que se preserven brillantes y bellas aún con el paso del tiempo.

2. Que el estuche o bolsa sea adecuado

Los estuches con interiores de seda, algodón o terciopelo son los más adecuados para su conservación, pues tratan con suavidad la perla además de permitir la transpiración.

3. Evita ataques químicos

Los cosméticos, perfumes y lacas para el cabello contienen productos químicos que pueden dañar el lustre de la perla con el paso del tiempo. Incluso las grasas naturales del cuerpo así como la transpiración también pueden dañar el lustre de la perla.

De modo que es mejor ponerse las perlas después de haberse aplicado el maquillaje , el perfume y la laca para el cabello. Después de usarlas debe limpiarlas con un pañito húmedo para así mantenerlas libres de los residuos dañinos de estos productos. Periódicamente, las perlas deben lavarse con un jabón suave.

4. Evita cambios bruscos de temperatura y humedades permanentes

Las perlas se deben conservar a temperatura constante, huyendo de los cambios bruscos. Es necesario evitar a toda costa el contacto con fuentes de calor. La perla está recubierta por materia orgánica, por lo que es imprescindible impedir que se deseque. Haceos a la idea de que la perla es como vuestra piel: los cambios bruscos de temperatura y humedad la dañan.

5. Póntelas

Para que las perlas conseven toda su belleza, hay que llevarlas puestas con regularidad. La propia humedad de la piel ayuda a conservar su brillo. 

6. Lo que tienes que evitar

a. No te maquilles o perfumes con tus perlas puestas.
b. No las limpies con paños secos.
c. Evitar el contacto de la perla con cualquier sustancia que pueda ser irritante y nocivo.
d. No las guarde en bolsas de plástico.
c. No limpiarlas con alcohol.
d. Nunca ducharse con las joyas de perlas.
e. Evita focos y estufas muy cercanas.
c. Evita mezclarlas con otras joyas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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